Pensar en inglés

Aprender un idioma es un proceso que require su tiempo. Uno de los obstáculos que podemos encontrar es una lengua materna muy arraigada, a la que no le apetece compartirte con otra nueva. Nuestra lengua, con el pasar de los años se ha apropiado de emociones y creencias, las cuales a la postre conforman el marco de nuestras futuras decisiones; por ello, suele decirse que el lenguaje condiciona nuestra identidad.

 

 

Pasando a un plano más propio de la psicología, para bien o para mal, hay palabras que se han quedado tan pegadas a ciertas emociones, que es muy difícil operar con una palabra sin que desencadene la consiguiente emoción. Esto implica, por ejemplo, que si quiero reflexionar sobre una idea que incluye una cierta terminología cargada de condicionamientos, me va a ser más complicado contar con la claridad que necesito a la hora de sacar algo en claro. Por esta razón, sería muy interesante poder separar lenguaje y emoción para poder reflexionar sobre las cosas más fríamente.

Pues resulta que recientemente se ha sabido de un estudio que revela que tomar decisiones en una lengua que no es la propia conlleva ciertos beneficios. Parece ser que nos hacemos más reflexivos y nos enfocamos mejor en el resultado como era de esperar. Lo que ahora aporta este estudio es la confirmación de que el lenguaje clava sus raíces en nuestro cerebro a distintas profundidades dependiendo de la lengua que usemos.

 

La lengua materna estaría enraizada más profundamente, estando en contacto con las capas más profundas del cerebrto, más antiguas, donde se supone que se alojan las características emocionales de la persona y que son las responsables de muchas de las decisiones que tomamos.

 

Al parecer, la lengua extranjera, al no haber tenido tiempo a asentarse, se mantiene aún en la sala del cerebro que se ocupa de los procesos lógicos y por tanto menos impregnada por las emociones. De este modo, está en la misma sala donde se encuentran las herramientas más apropiadas para la resolución de problemas de una manera racional, y se convierte en una herramienta complementaria que nos acerca de un modo más libre a la toma de decisiones..

 

Fuente: El País

 

 

Escribir comentario

Comentarios: 0